Todos en algún momento estuvimos completamente felices disfrutando de los paisajes, riendo y gritando de alegría, nuestros cuerpos vibrando gracias a la emoción de aquel tiempo.
Sin preocupaciones ni algún sentimiento que nos hiciera perder la emoción y alegría de ese mágico momento, el que quizá solo podremos atravesar una vez de nuestra vida. Es raro vivir de aquella manera, ver todo de modo diferente, poder apreciar los mínimos detalles que tenemos y simplemente pasan desapercibidos en nuestra vida.
En un recuerdo, un anciano viaja recordando todas las experiencias de una vida descrita como maravillosa, llenas de increíbles aventuras dignas de una repetición.
Una vida que a cualquier individuo le hubiera gustado tener, poder reír hasta que duela, poder bailar y volar sin ninguna restricción, simplemente sintiéndonos libres.
Ciertamente en el infierno, existe el poder malo que puede utilizarse en cualquier momento y el cual es capaz de destruir hasta la más mínima alegría de una persona.
Observo cuidadosamente y de reojo, monos peleando entre sí, con un comportamiento completamente exagerado, a su alrededor ocurre una gran cantidad de fenómenos asombrosos.
Fenómenos que son simplemente irrealistas, una situación que por sí sola carece de cualquier mínimo sentido, así quieras encontrarle una lógica, es imposible.
Hay muchos humanos que ahora, simplemente solo son considerados como extensiones de máquinas, mentes increíbles y con mucha capacidad que se encuentran encerradas.
Mentes soñando todo el tiempo con su libertad nuevamente, con poder revivir todos aquellos recuerdos, que una vez hicieron de sus vidas únicas e inolvidables.
Estas mentes no están siendo tomadas en cuenta y no se está aprovechando todo el potencial que se encuentra en ellas, no se toma en cuenta sus sentimientos de libertad, simplemente son ignoradas, solo aullidos del desconcierto.
Observando muchas cosas que han sucedido, podemos notar como cosas malas aún persisten en el mundo, aunque parecen haber sido erradicadas. Esto es claro al observar al mundo actual, ver comportamientos que no debieran existir.
Existe una gran enfermedad que es llamada capitalismo, este trae consigo muchos síntomas que pueden ser capaz de dañar a cualquier persona entre los que se encuentra el egocentrismo y la ambición.
Este logra dominar a muchos individuos que luego son esclavos de estos síntomas sin darse cuenta del daño que realmente están haciendo al resto de las personas.
Sentimientos de maldad invadiendo cuerpos completamente sanos, convirtiéndolos en cautivos de la libertad que en algún momento pudieron disfrutar.
Un recuerdo trae consigo muchos nombres de individuos que han sido atacados con este mal y tan solo me detengo para pensar en sus vidas, todo lo que cambiaron por la ambición.
Son tantas las personas que se dejan cambiar en algún momento de su vida, que son afectados sin siquiera darse cuenta de la situación por la que están pasando.
Poco a poco y pegándome al techo, intento despegarme de esta pesadilla, dejándola atrás y pudiendo respirar nuevamente con tranquilidad, en ese momento inicio a quemar libros y a apagar televisores cercanos.
De pronto me pierdo en el caos digital, mientras me doy cuenta de mi gran participación en hechos históricos y realmente importantes que han sucedido en este mundo y de los que yo, de alguna manera he sido participe.
Sin darme cuenta, el cualquier determinado momento, pude haber participado en cosas en las que no tenía idea, siendo dominados por decisiones y acciones que no son características en mí, de cierta forma, pude haber aportado, aunque sea un aullido.
Me sumerjo en canciones, lamentos e incluso termino siendo testigo de muchos aullidos del desconcierto, algo que ninguna persona debería atravesar en ninguna fase de su vida.
En ese momento debo recurrir nuevamente a mis recuerdos, los que de alguna manera me alivian y me mantienen vivo, reviviendo cada uno de ellos en mi mente.
Pienso en las cosas buenas del exterior, tal como los arcoíris de las playas y la naturaleza que se puede disfrutar y que en muchos momentos no es valorado por personas que han sido atacadas con la ambición.
Tantas cosas increíbles de la juventud, tantos lugares que explorar, que con los años solo serán recuerdos anhelados por nuestros corazones y que quedarán sumergidos en nuestra memoria en forma de culpabilidad por no haberlos disfrutado.
Una vez que te encuentras privado de libertad de alguna forma, te das cuenta todas las cosas maravillosas que viviste y que te encantaría volver a repetir, aquellas que incluso no valoraste.
Recuerdos que hacen arrepentirte de no haberlos disfrutado más, de no haber reído más, observado cada detalle y aspirar profundamente cada olor delicioso de la naturaleza.
Cosas y vivencias, momentos inigualables, con personas que posiblemente no estén más en tu vida. Es en ese momento que todo cobra sentido y el valor de cada acción y aventura aumenta completamente.
Son esos recuerdos los que de alguna forma nos mantienen vivos y nos hacen darnos cuenta de lo increíble de cada momento, que sin duda es inigualable e irrepetible.
Los mejores recuerdos se almacenan en nuestros corazones y mentes, en momentos complicados y de tristeza estos salen para alegrarnos y llenarnos de nostalgia.
Los mismos nos permiten agradecer por lo vivido, reír de aquellas aventuras completamente locas, características de la juventud, de la felicidad que nos sobrepasa.
Puede que no salgamos hasta año nuevo de nuestro encierro o quizá no salgamos nunca, por eso, atesoramos los recuerdos que nos mantienen vivos y nos hacen recordar nuestras experiencias.
Nos alivian en momentos difíciles y de alguna manera nos impulsan a seguir viviendo y aguantando cada día nuestro encierro y muchos sentimientos que pueden ser causados por la misma situación.
Cada risa y cada acontecimiento relevante e importante que se abarca de toda nuestra vida, es una razón para seguir respirando, por lo mucho o poco que pueda quedarnos de vida.
Estos recuerdos son capaces de transportarnos en pensamientos y en todo un mar de recuerdos completamente distintos e incluso de liberarnos por minutos o quizá horas.
Nos liberan de nuestras tristezas, decepciones y soledades dejándonos por algunos momentos con un nuevo sabor de boca mucho más agradable y de alguna manera agradeciendo por cada segundo de lo vivido.
Pasamos a ser parte de esas mentes atrapadas en millones de galaxias y experiencias que tan solo se encuentran en cuartos oscuros y siendo extensiones de algunas máquinas, sin siquiera poder expresar aullidos.
Viviendo gracias a nuestros recuerdos como otras muchas personas que se encuentran respirando y atravesando esta situación que viene siendo realmente complicada.