Vivir después de la vida, o era vivir después de la muerte, en este momento no sé nada con exactitud, sólo que haré lo que me prometí ofender y desaprobar desde que se tuvo conocimiento de esto, pero la verdad es, quién quiere morir habiendo hecho tan poco en su vida.
El poner mi vida y mis conocimientos en mano de otros científicos, unos que incluso se vieron agraviados por mis estudios y mis alocuciones en los grandes foros mundiales, ahora son ellos los que están encima de mí sonriéndome y diciéndome que todo estará bien, pero ya yo no sé qué pensar.
Desde que la humanidad pasó la muralla de los problemas como humanidad y se concentró en vivir, ha existido la latente expectativa de lograr vivir por siempre, y es que simple hecho de no morir para muchos es excitante y hasta hace muy poco al parecer solo a mí y a unos pocos les parecía aberrante y en contra de todo lo natural.
A decir verdad ya en estos años la expectativa de vida es extremadamente alta si nos vemos en el espejo de hace un par de milenios, pensar que la gente antes vivía solo 100 años o menos y que ahora pasemos de los 300 solo con ayuda médica convencional es bastante, pero ya que estamos aquí, por qué no continuar evolucionando y llegar a la inmortalidad.
Pues ya estoy aquí, dispuesto a hacerme inmortal, atrapado ante mis detractores para ser uno de los primeros en aplicarse el trasplante o transfusión de conocimiento a lo que es una especie de memoria que lo almacenará todo y le dará vida a un avatar mecánico que sinceramente tendrá muchas limitaciones, no tendrá mi cuerpo, ni mi voz, y no me quiero imaginar mis partes íntimas, ahora cómo serán, me servirán, podré tener contacto con los demás, me reconocerán, en qué me he metido.
El doctor o maestro de obra, como yo lo llamo, ya hace señales de que todo va a comenzar, me toma por la pantorrilla, una que en antaño fuera fuerte y poderosa y me comienza a pellizcar:
Dime si lo sientes – y lo hace de nuevo – dime si lo sientes
Obvio que lo siento, qué le pasa por qué me hace eso, se está aprovechando de mí, me quiere torturar, porqué me metí en esto – ¿Ya no sientes nada verdad? Ya vengo.
Pero que… No tengo control sobre mis párpados, estos se apagaron solos, ahora siento un dolor intenso en la parte trasera de la cabeza, me veo de niño, de adolescente y de adulto, me recuerdo de mi amigo Fabián, de los partidos de fútbol, de mi primer amor, de la muerte de mi padre, de la muerte de mi hermano, de la muerte de mi madre, del nacimiento de mis hijos, de cuando se fueron de la casa y de mi muerte.
No entiendo qué está pasando, no sé qué ocurre, por qué me estoy viendo mi cuerpo tendido en la cama.
¡Oye! Qué tal te sientes en tu nuevo cuerpo, mueve las manos para mí por favor.