Mi abuela decía que los perros por la excreción del ojo podían ver espíritus sobrenaturales, aquí en Arequipa Perú sabemos que cuando uno mira los ojos de la muerte, toma uno su lugar.
Vivía en un pueblo tranquilo de pampa de camarones en Perú, con mi hijo Samuel y mi esposa Maryluz, y mis perros Sharif, Yafar, Yago y Lobo, éramos muy felices, todas las tardes yo regresaba del trabajo, al llegar nos quedábamos afuera viendo el atardecer, viendo a la gente lugareña pasar saludándolos alegremente, pero una tarde todo fue diferente, era una tarde oscura y con mucho frio, me sentía preocupado, cuando enfrente de nosotros paso un hombre raro, los peros comenzaron a ladrarle, mi hijo Samuel estaba jugando cuando su pelota fue a caer a los pies de este hombre, el corrió a recogerla y al estar enfrente de él lo vio a los ojos, corrí a meterlo a la casa, cuando comprendí que este hombre era la muerte, y se llevaría a mi hijo, mi esposa y su familia no creen en estas cosas, el niño comenzó a enfermar con diarrea, vómitos, fiebre, yo sabía que mi hijo moriría, no espere más, llame a una curandera del pueblo para que lo viera, al llegar ella nos dijo que el niño estaba muy enfermo y que no tenía remedio.
Esa misma noche, decidí esperar a la muerte, me iba a entregar a él a cambio de mi hijo, lo espere a fuera de la casa, pero me quede dormido, cuando escuche a uno de mi perro Lobo ládrale a una persona, levantándome lo vi era él, caminando hasta el me salió al encuentro Lobo, quien me mordió el pie tratando de detenerme, el perro camino hasta él y se fueron, en la mañana yo estaba en mi cama nos e como llegue allí, pero solo pensaba en mi hijo, cuando lo vi a recostado en su mamá entendí que todo estaría bien, como dicen el perro es el mejor amigo del hombre y fiel compañero, Lobo estaba muerto afuera de la casa, ese mismo día decidimos irnos a otra casa, cuando de repente vimos pasar a un hombre con un perro que le seguía, comprendí que eran ellos.